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Testimonio y Fotos de la Brecha en Costa Rica de Daniel Castillo 2017-2018

Por Daniel Castillo

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"Me gustaría empezar dando gracias a todos, sobre todo a los que han estado más cerca de mí a pesar de la distancia. Gracias por preocuparos, por preguntar a mi familia por mí y por escribirme en todo momento. También quiero pediros perdón de mi parte por muchas veces no contestaros, no buscaros e incluso que pudiera llegar a parecer que me había olvidado de vosotros en este año… pero no fue así en ningún momento.

Estos 10 meses han sido de retarme a mí mismo en cada aspecto de mi vida, destruirme y dejarme moldear por Dios en todas esas áreas que él quería cambiar. Para eso, decidí también vivir este tiempo con Los Siervos de La Palabra de Costa Rica: con Luis Manuel Bravo, Miguel Vargas, Rodrigo Sett y Paulo Machado. Lo que más me impactó al haber podido convivir con ellos, es que son hombres totalmente normales como yo. Pude ver como se cansaban, como se enfadaban, sus vicios y todas sus manías, pero lo que más me marcó es ver la humildad y la sencillez con la que aceptan todas sus limitaciones y la ponen a los pies de Dios. Haber vivido en esa casa fue determinante para que en mi Brecha pudiese conseguir la profundidad que buscaba en la relación personal con Dios. La rutina de los Siervos consiste principalmente en tiempos de oración por la mañana, tarde y noche sin contar las meditaciones y estudios bíblicos que teníamos que hacer diariamente.

Mi principal servicio este tiempo fue con CEM (cristianos en marcha) que es el programa evangelístico de jóvenes de la comunidad Árbol De Vida. Más concretamente en el equipo de Evangelización, música y preparación de diferentes eventos del programa. CEM es un grupo increíble en el cual he podido ver y aprender muchísimo; de sus líderes, de los jóvenes y de toda la estructura del programa. He podido ver la gracia de un programa evangelístico tan numeroso y 100% ecuménico, pero también he podido ver lo hermoso que es nuestro Fuego Nuevo y que el numero da igual si no tienes una relación personal e íntima primero con Dios y luego con tus hermanos, la relación que tenemos nosotros los jóvenes de Vitoria os aseguro que no lo pude ver entre ninguno de los jóvenes de ahí.

En los meses de Enero y Febrero pude participar del VEM (verano en Misión) de Centro América y pude disfrutar de este evento en una tierra muy bonita: NICARAGUA. Pude ser parte del equipo director y Líder de un escuadrón en este tiempo, y os aseguro que preparar un evento de 98 personas, los cuales se van a dividir en 8 comunidades… no es fácil. Empezamos con una semana de entrenamiento los 98 en Costa Rica, con jóvenes de diferentes comunidades de Nicaragua, Honduras y de ahí mismo. Luego nos dividimos en 8 escuadrones y me tocó trabajar este tiempo en las comunidades de Masaya y Carazo. Lo que más me marcó del VEM fue la hospitalidad de esas comunidades y lo parecidas que eran a la nuestra. Me impactó muchísimo como unos meses después de haber vuelto a la Casa de los Siervos pude ver en fotos como esa tierra tan hermosa entraba en guerra y como por las mismas calles por donde yo había andado hacía poco tiempo, aparecían ahora calcinadas y llenas de marcas de guerra. Sigue siendo un momento complicado y todos agradecen muchísimo nuestras oraciones.

Después llegó la Semana Santa y pude ir a Upala, una de las zonas más pobres de Costa Rica, como ministro de la palabra. Fui a un pueblito muy pequeño, en una zona muy seca y con un cultivo enorme de piñas. Lo más impactante de esa experiencia fue ver como una familia de 5 personas que vivían en una casa hecha de madera y hojalata, nos dio de comer todos los días y hasta nos dejó un cuarto solo para nosotros. Esta familia fue un ejemplo de hospitalidad, y no era una familia comunitaria, ni siquiera conocidos…. Los padres mandaron a sus 3 hijos a dormir al suelo de su cuartito para que, mi compañero de misiones y yo, tuviéramos la mayor comodidad posible. Nos quedamos en ese pueblo toda la semana santa y dirigimos los oficios de cada día. Fue increíble poder vivir una semana santa semejante.

Este tiempo de Brecha no ha sido fácil, y no solo me refiero a tener que dormir en el suelo o a comer avena para desayunar. Me refiero sobre todo a estar lejos de casa en momentos difíciles, tantos míos como los que ha tenido que sufrir mi familia. Me he llegado a sentir impotente, inútil y hasta incluso egoísta por no volver a casa cuando más me necesitaban, pero el Señor ha aprovechado cada momento de esos para poder trabajar en mí, para poder moldear en el fuego esas partes que estaban deformes o limpiar esa suciedad que tenía ya incrustada muy adentro. Eso no significa que ya sea perfecto o que haya vuelto un Daniel nuevo. Lo único que sé es que ahora puedo ver el Daniel que quiero llegar a ser en esta vida que me ha regalado el Señor y que pienso seguir creciendo a Su lado."

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