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Nuestra historia

Hay que remontarse a mayo del año 1.982. Una llamada telefónica desde Filipinas iba a ser el resorte que pusiera en marcha todo un plan de salvación que Dios tenía en su mente para una serie de hijos e hijas suyos en Vitoria.

 

Los resultados de este primer y único encuentro, no pudieron ser más desalentadores. Había que partir de cero y tomar como referencia la experiencia, hecha vida, en la ciudad norteamericana de Ann Arbor (Michigan). Había que “anonadarse y obedecer” para ver la gloria de Dios.

 

Poco a poco, la historia fue tomando cuerpo. Cuatro hombres de Dios: P. Victoriano, P. Emiliano, José A. Rozas y José l. Gracianteparaluzeta, a golpe de oración, fueron discerniendo la voluntad de Dios y transmitiéndola de corazón a corazón a quienes sentían que el Señor llamaba. Así las cosas, del 2 al 5 de junio y del 9 al 12 del mismo mes, en el año 1983, se realizaron en el antiguo convento de las Oblatas de Vitoria, sendos retiros de hombres y mujeres, liderados por miembros de la Comunidad “La Ciudad de Dios” de Managua, Nicaragua.

 

El cuerpo fue tomando forma. En la Semana Santa del año 1984 el grupo inicial celebraba un retiro que visionaba aún más la vida comunitaria y que suponía una primera respuesta seria al proyecto comunitario del Señor. En dicho retiro, en el marco de la eucaristía de clausura, resonó, lo que entre nosotros, es reconocida como profecía fundacional: “Voy a hacer un Pueblo, con vosotros, sin vosotros y a pesar de vosotros”. Desde ese mismo momento entramos, como “grupo en relación”, en conexión con la comunidad internacional “La Espada del Espíritu”, a través de la obra misionera, misiones hispanoamericanas, radicada en Ann Arbor, Michigan.

 

El trabajo cristalizó, en su primera expectativa, el 22 de octubre del año 1987, a las 22:26 p.m., fecha y momento en el que se firmó el status de “Comunidad Afiliada a la Espada del Espíritu. Tras cinco años de andadura comunitaria en dicho status, el Señor va completando su proyecto, y el 17 de junio del año 1992, la comunidad es declarada “rama en formación”. El último peldaño a subir en ese proceso ascendente, en el que Dios nos puso, para ser el pueblo de su propiedad, sucedió en el mes de junio del año 2000 cuando fuimos declarados “rama formada”.

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