Este fin de semana hemos tenido la reunión de líderes de equipo de misión en Londres. Hemos ido un hermano de cada una de las comunidades de Europa y allí hemos compartido los esfuerzos que estamos haciendo en cada comunidad por la evangelización.

 

         Nos juntamos por primera vez el año pasado; ahí nos pusimos unos objetivos y unas metas que queríamos alcanzar en cada comunidad de cara a la evangelización en este año. Este año hemos compartido lo que hemos hecho cada uno, hemos orado juntos pidiendo a Dios que haga el la obra, y nos hemos animado mutuamente a seguir esta misión que Él nos ha encomendado.

 

         Somos una comunidad de discípulos en misión. Esa es nuestra naturaleza, nuestra razón de ser, nuestro motivo para vivir, nuestro motivo para existir como comunidad. Sin misión no existe comunidad. Es a esto a lo que nos llama el Señor. Podemos hacer muchas cosas y muy buenas en la comunidad y dar muchos cursos y muchos retiros pero que no se nos olvide que somos una comunidad de discípulos en misión. ¡Ay de mi si no evangelizara! El mismo Dios que nos envía a esta misión nos proveerá los medios para llevarla a cabo. Él es el principio, el medio, y el final. El pondrá a nuestro lado a gente a la que podamos proclamar todo lo que él ha hecho en nuestras vidas. 

         Sólo pidamos al Señor con fe que nos use. ¡Úsame Señor! Qué frase tan peligrosa. Si nos atrevemos a proclamarla de corazón veremos como Dios nos usa.